“Ellos pueden borrarnos a nosotros los periodistas de los medios más famosos y ellos pueden borrarnos fÃÂsicamente. Lo que nunca podrán hacer es negar las historias verdaderas, arrebatar mi voz, nuestras voces y nuestras palabras. Mientras vivamos continuaremos escribiendo y lo que hemos escrito nos mantendrá vivos. Ser periodista en México no es un trabajo, es un llamado, una responsabilidad, nunca un sacrificio. Es ser parte del contrapoder que hace que merezca la pena vivir la vida…”.
“De repente entendÃÂ, más claro que nunca, el poder que tiene el periodismo, para dar voz a aquellos que han sido silenciados por el peso aplastante de la violenciaâ€Â.ÂÂ
Eso escribió la periodista y activista por los derechos humanos mejor conocida de México, Lydia Cacho, al ver a sus colegas de la prensa reunirse para cubrir su llegada al interrogatorio ante jueces en Puebla, centro de México, después de lo que ella llamó un “secuestro legal†por la policÃÂa.
Asàcomienza el texto publicado por el diario británico The Guardian, medio que resaltó que la periodista mexicana demostró que pederastas y criminales sexuales fueron protegidos por el gobernador del estado de Puebla, Mario MarÃÂn, por la justicia y por personas “aún más arriba -con conexiones también al tráfico de drogasâ€Â.
El diario apunta que el “calvario†de Cacho fue acompañado por la periodista Carmen Aristegui, “quien fue despedida el mes pasado por su empleador, MVS Radio, después de revelar que la esposa del presidente Enrique Peña Nieto habÃÂa adquirido una vasta y lujosa propiedad de un grupo que ha ganado muchos lucrativos contratos gubernamentalesâ€Â.
“El destino de las dos periodistas ha elevado la temperatura del discurso sobre la represión y la libertad de expresión y los agudos peligros fÃÂsicos encarados por los periodistas en México. Decenas de reporteros que han sido asesinados -comúnmente torturados y decapitados- en lo que es visto como un movimiento de pinza contra su trabajo por parte de los cárteles de la droga y el estadoâ€Â, apunta The Guardian.
Y retoma lo que reportó Los Angeles Times: “La pérdida de una de las voces más crÃÂticas de México se da entre revelaciones de corrupción y asesinatos por la policÃÂa y el Ejército que han enturbiado el paÃÂs y metido a Peña Nieto en la peor crisis de su presidencia de 27 meses.â€Â
Lydia Cacho cuenta: “Después de todos estos años, cada que suena mi celular y veo el nombre de uno de mis colegas yo temo lo peor: asesinato, secuestro o desaparición forzada. Cuando fui arrestada hace 10 años no era tan conocida, por lo menos no para la mayorÃÂa de los lectores de noticias; ahora he publicado 10 libros y sigo viviendo bajo tremenda presión de polÃÂticos corruptos y traficantes que me quieren muerta o exiliada y silenciadaâ€Â.
Sobre Aristegui, Cacho añadió: “Carmen Aristegui es probablemente la periodista más famosa en nuestro paÃÂs. Ella fue despedida probablemente por investigar al presidente, lo que pasó meses después de que yo fuera despedida de El Universal, uno de los principales diarios nacionales. Si esto nos está pasando a nosotros, los visibles, ¿puedes imaginar por lo que están pasando los reporteros locales en sus provincias, donde la ley es casi inexistente?â€Â.
Cacho piensa que el despido de Aristegui se explica por “el regreso del PRI, que gobernó México por más de 70 años. Los asesores de Peña Nieto están obsesionados con proteger su imagen a cualquier costo. Parece que nos quieren de regreso en los 80′s, cuando nadie se atrevÃÂa a investigar al presidente y sus ministros.
“El equipo de Aristegui no sólo reveló el hecho de que la esposa del presidente y su ministro de finanzas (Luis) Videgaray, hubieran recibido un par de lujosas residencias de parte de un gran conglomerado constructor que estaba haciendo negocios con el gobierno federal; también expusieron una red de corrupción, una radiografÃÂa de cómo el presidente maneja las finanzas del paÃÂs como si fuera un señor feudal, como si las leyes, tratados internacionales y la transparencia no existieran. Este caso expone, una vez más, cómo un pequeño grupo de polÃÂticos y empresarios manejan los permisos de los medios para controlad la libertad de expresión, y lo hacen a través de monopolios y la destrucción, persecución de los medios libres y los periodistasâ€Â.
Cacho pinta la escena: “Estos son tiempos oscuros para nuestro paÃÂsâ€Â, dice por teléfono desde Quintana Roo. “La sociedad civil está confrontando a los poderes fácticos, pero los medios libres cada vez son más pequeños dÃÂa tras dÃÂa; los señores del narco gobiernan algunos estados y provincias. No hay suficientes horas en un dÃÂa para ayudar a esas voces que necesitan ser escuchadas, esos cientos de miles que familias victimizadas que necesitan visibilizarse. El periodismo es esencial en un paÃÂs que vive en una guerra silenciada, una guerra enmascarada. Ellos pueden borrarnos a nosotros los periodistas de los medios más famosos y ellos pueden borrarnos fÃÂsicamente. Lo que nunca podrán hacer es negar las historias verdaderas, arrebatar mi voz, nuestras voces y nuestras palabras. Mientras vivamos continuaremos escribiendo y lo que hemos escrito nos mantendrá vivosâ€Â.
(Con traducción de Arturo Ilizaliturri/ AN)