Gerardo Romo

Cada año, las calles de Jerez cobran vida con la llegada de los hijos ausentes.
Foto: Gerardo Romo
Foto: Gerardo Romo
Zacatecas,  México (9 abril 2012).- Los caballos se adueñan de las calles, sus jinetes, charros engarbados, sostienen la rienda con una mano y la botella con la otra, mientras le hablan al oÃÂdo a sus parejas.
Las bandas suenan sin parar; y con los pies en la tierra las parejas bailan, “se quebran” al son que les tocan.
Jerez, Zacatecas, cada Sábado de Gloria, resucita, las sombras de sus calles cobran vida con la llegada de los hijos ausentes, los migrantes de siempre, los que mantienen de pie al pueblo aún y con la crisis económica de Estados Unidos.