Gloria Hidrogo estuvo en Zacatecas para participar en el Festival Cultural.
Pintora migrante
Redacción / Imagen Zacatecas / Zacatecas – 29 de Mayo del 2011
Con sus “locuras†y rebeldÃÂa, la pintora Gloria Hidrogo ha llegado a consolidarse como una de las mejores artistas de Zacatecas mostrando su “Arte en tortillaâ€Â, en el que ilustra aspectos de la identidad mexicana como los sÃÂmbolos patrios y los héroes de la Independencia.
Después de una ausencia de tres años, la pintora llegó de Estados Unidos a Zacatecas para presentar su propuesta artÃÂstica en la Casa Municipal de Cultura durante el Festival Cultural Zacatecas 2011.
Con humildad y buen humor, Gloria recuerda sus experiencias de joven, la vida de nómada a la que tuvo que adaptarse, su familia, asàcomo sus más profundos pensamientos y momentos de inspiración artÃÂstica.
Gloria Hidrogo nació en Miguel Auza, de donde era originario su papá Alfredo Hidrogo. Ahàmismo nació su hermana Laura, y su hermano Alfredo, en Ojocaliente.
Desde muy pequeña tuvo que mudarse constantemente por el trabajo de su papá, que en ese entonces era empleado de Bancomer. Su vida de nómada comenzó en Jerez, donde vivió seis años antes de irse a Tepetongo.
Más tarde llegó a Juan Aldama, la tierra de su mamá, donde pasó sus últimos años en Zacatecas antes de emigrar a Estados Unidos.
Con apenas 17 años cumplidos, el destino llevó a Gloria a Estados Unidos, cuando su familia decidió mudarse a aquel paÃÂs tras el accidente automovilÃÂstico que sufrió su padre.
Tardó tres años en adaptarse, pues no se podÃÂa acostumbrar a la forma de vida de una nación extraña. Esos años constituyeron un momento muy difÃÂcil de su vida, pues entre llantos y muchos sufrimientos, la pintora pedÃÂa regresar a México.
Conoció el amor
Gloria narra que en la escuela era distraÃÂda y no era brillante en los estudios, pero esto cambió cuando descubrió su verdadera vocación en el arte y se fue a estudiar a Perú.
Al principio, muy pocos creyeron en ella, pero su oportunidad de sobresalir en el arte llegó cuando fue invitada al Festival de la Salsa en Estados Unidos, en donde compitió contra pintores de la Universidad de Santa Bárbara ante 45 mil asistentes.
Una de las mayores alegrÃÂas en la vida de Laura llegó cuando conoció en Estados Unidos al amor de su vida y ahora esposo, Trotsky Barreto, un destacado músico peruano que compartÃÂa con ella los mismos sentimientos de regresar a su patria.
Curiosamente, Trotsky tuvo la oportunidad de regresar a Perú con su familia, pero el amor que sentÃÂa por Gloria hizo que finalmente se quedara en Estados Unidos.
Después de un tiempo, Gloria y Trostky se casaron en Perú, pero sólo por el civil, con lo que Gloria no pudo cumplir en su momento el deseo de vestir de blanco y “tener la boda que cualquier mujer deseaâ€Â.
Fue apenas hasta hace tres años que Gloria se casó por la Iglesia, cumpliendo asàcon su anhelo.
Entre risas, reveló que en lugar de poner una televisión en la sala, lo que tiene enfrente del sillón es la foto de su sueño realizado.
Genes artÃÂsticos
Trotsky es la persona que más ha apoyado a Gloria para seguir adelante con su arte, y gracias a él ha tenido una de las mejores experiencias de su vida, la de ser madre.
Gloria tiene tres hijos, quienes han heredado la misma pasión por el arte y la pintura.
Hugo, de 18 años, es amante de la guitarra clásica; Michelle, de 14, se ha apasionado por el piano, y Nikita, la menor, no sólo desarrolló el gusto por la música, sino también por la pintura.
Labor altruista
Gloria dirige una organización llamada Latinas Unidas, en la que mujeres sobresalientes en diferentes campos ayudan a otras a buscar una oportunidad en el ámbito de las artes, o a realizar sus propias microempresas como salones de belleza o tiendas de abarrotes.
Comentó que esta asociación estuvo inspirada por una mujer zacatecana que sufrió el maltrato de su esposo, pero que a pesar de ello ha sacado adelante a sus hijos.
Además, tiene un programa llamado “La casita de la Virgenâ€Â, en donde niños que no tienen oportunidades pueden desarrollar su talento musical y artÃÂstico.
Estas labores altruistas han hecho que se le galardone con “La estrella de la comunidadâ€Â, reconocimiento que se les da a las personas que han ayudado a los demás.
Gloria se considera arriesgada, loca y libre, una luchadora que hace lo imposible para conseguir lo que quiere.
Esta forma de ser le acarreó problemas en una etapa de su vida en que no midió fuerzas para luchar por lo que creÃÂa y quizá dañó a algunas personas con tal de encontrar su propio yo, según dice.
De cualquier modo, se considera una persona buena, justa y feliz, pues no carga con prejuicios gracias a que el arte le ha dado libertad.
Vocación tardÃÂa
Gloria no descubrió su talento cuando era niña, pues fue hasta su juventud que decidió hacer arte y desarrollar su creatividad.
Con base en esta experiencia ha dado clases de arte en ocho escuelas de Estados Unidos a niños de primaria y jóvenes de secundaria, a los cuales motiva a desarrollar y exteriorizar su talento escondido.
Su mejor mensaje a la juventud es convocarlos a buscar nuevas formas de expresión y a plantear un arte diferente y expresivo.
Después de 24 años viviendo en California, Gloria jamás olvidó sus costumbres mexicanas, razón que la inspiró a realizar una obra que hable sobre sus orÃÂgenes.
“Mi cuerpo se fue por obra del destino, pero mi alma se quedó en Méxicoâ€Â, dice orgullosa. “Cuando abandonas tu paÃÂs, lo extrañas y comprendes lo que has dejado, por eso mis obras demuestran mi verdadera identidad mexicanaâ€Â.
Fue este pensamiento el que la llevó a buscar una nueva forma de expresarse, algo que fuera ella misma y que la identificara por sus raÃÂces mexicanas; fue asàcomo se le ocurrió plasmar su arte en tortillas.
Empezó con un regalo
Su primera pieza en tortilla fue pequeña, y de hecho fue un obsequio para una de sus hijas, pero poco a poco fue realizando obras más grandes y de mayor contenido.
La exposición “Arte en tortilla†la ha llevado, junto con su esposo, por Sudamérica y Europa.
Además, su exposición ha sido solicitada por varios museos del mundo, universidades como la de Santa Bárbara en California, escuelas y librerÃÂas.
A la fecha está en pláticas con el Instituto de la Juventud en México para exponer sus obras en la Universidad Nacional Autónoma de México.
Su trabajo es de lo más singular, pues ha sido la única artista que ha pintado sobre tortillas.
Ante eso, Gloria dice que en el arte existen infinidad de alternativas y materiales para la expresión.
Recuerda que en una visita a Sudáfrica, el embajador mexicano le dijo que sus obras no eran arte, sino civismo, pues definen a los mexicanos.
Confianza
Gloria cree en el dicho “Dios proveeráâ€Â, por lo que no se preocupa por vender sus obras, y planea donarlas a diversas instituciones cuando terminen su recorrido.
Comentó que en una ocasión, uno de sus alumnos le entregó una carta que decÃÂa: “Algo que aprendàde usted, miss Gloria, es que el dinero no lo es todo en la vidaâ€Â.
Por eso la artista piensa que ser feliz, libre y poder expresar los sentimientos mediante el arte es lo más importante que una persona pueda tener.
Gloria recuerda con mucho agradecimiento a Paolo Ortiz, artista de
descendencia mexicana radicado en el condado de Ventura, quien creyó firmemente en su trabajo.
También agradece al consulado mexicano, que recientemente realizó una exhibición en su honor en el Rancho Camarillo.
Gloria se considera una artista autodidacta cuyas obras han salido de la influencia de personas a las que admira y su gran sueño es dejar huella en el arte sin caer en la banalidad de la fama.
“No sé si la fama cambie a la gente, pero no lo quiero experimentar en mÃÂ, quiero ser siempre la misma personaâ€Â.